Asesora Médica
Uno de los principales intereses del
deportista, es el desarrollo y el mantenimiento de la masa muscular, que le
permita tener un adecuado desempeño en sus prácticas y una buena apariencia física.
Para lograr estos objetivos, lo primero que
hay que tomar en cuenta es proteger la fibra muscular de daños o desgarros al
ejercitar, para esto es recomendable:
Hidratarse bien, antes, durante y después del ejercicio, reponiendo
el agua y los electrolitos perdidos al sudar.
Realizar el ejercicio con suficiente intensidad pero respetando la capacidad
física, sin que este llegue a producir dolor, ya que esto significaría que las
fibras musculares se están dañando y se producirá una reducción de la masa en
consecuencia.
Descansar y oxigenarse entre los ciclos de repetición y dormir
adecuadamente antes y después de los entrenamientos, para evitar la producción
de ácido láctico y reponer las sustancias perdidas por el esfuerzo.
En segundo lugar se debe estimular al
músculo a crecer, para esto hay que aportarle:
Aminoácidos fáciles de
absorber, ácidos grasos esenciales y vitaminas del grupo B, para que el músculo
tenga los nutrientes que requiere para crecer. Estos deben consumirse antes y
después de ejercitar y se encuentran en los huevos, carnes y aceites vegetales,
también en batidos diseñados especialmente para este objetivo.
Sesiones de trabajo muscular lento y moderado, con peso
o tensión, para que los músculos fabriquen “fibras rojas” que son más
voluminosas que las que se producen durante el ejercicio aeróbico prolongado o
extenuante, denominadas “fibras blancas”.
Calentamiento y estiramiento antes y después de las
sesiones de trabajo, para favorecer la circulación de nutrientes y oxígeno en
el músculo y prevenir lesiones.
Es importante consultar al entrenador
físico sobre los ejercicios y rutinas más aconsejables según las
características y objetivos de cada persona.
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