jueves, 8 de marzo de 2012

Mujeres deben tomar en cuenta las distintas etapas de la vida para elegir la alimentación adecuada

  • Se deben fortalecer diferentes órganos y consumir mayores cantidades de nutrientes, dependiendo de la etapa de la vida en que se encuentre.
  • Consumo de ácido fólico, hierro y omega 3 han demostrado efectos beneficiosos en mujeres en edad fértil.


Las necesidades nutricionales de las mujeres cambian constantemente, conforme se pasa por todas los períodos y se avanza a la adultez mayor. La alimentación correcta durante todas estas etapas es fundamental para buscar una alta calidad de vida, tanto de ellas, como de los hijos que puedan llegar a tener.
El abordaje de la salud depende de la etapa en la que se encuentre cada mujer, sin embargo para todas las edades, las mujeres necesitan de una alimentación balanceada baja en grasas y azúcares, actividad física periódica, evitar el alcohol y el tabaco, y controlar el estrés.
Adolescencia “Al tratarse de una etapa de profundos cambios biológicos, psicosociales y cognitivos que tienen efecto directo en el estado nutricional, se aumentan en gran medida las necesidades de energía, proteína, vitaminas y minerales”, explica Paola Soto, nutricionista de GNC.
Soto indica que durante esta etapa, las mujeres pueden desarrollar conductas alimentarias poco saludables, por ejemplo, someterse a regímenes dietéticos excesivos, omisión de comidas, adopción de dietas de moda, o por el contrario, el consumo de alimentos con alto contenido de azúcar, sodio y grasa.
Edad reproductiva Al comienzo de la edad adulta, el crecimiento y el proceso de maduración están completos, de manera que el énfasis nutricional se traslada al mantenimiento del estado de salud. Los cambios hormonales relacionados con la capacidad reproductiva tienen mayor impacto en los aspectos fisiológicos y, por tanto, en el estado y los requerimientos nutricionales.
 “Las niñas y mujeres necesitan comer bien a lo largo de sus vidas, pero sobre todo cuando están en edad fértil, planean tener un hijo, están embarazadas o en período de lactancia. Si ellas se alimentan de forma saludable, tienen mayores posibilidades de mantenerse sanas y activas, tener hijos sanos y una lactancia materna satisfactoria”, dice la FAO[1] (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
La organización explica que una mujer tiene un mayor riesgo de complicaciones en el embarazo y el parto, si está desnutrida al inicio del embarazo o se desnutre durante el mismo.  Si sucede, es muy probable que su hijo tenga un bajo peso al nacer, lo que más adelante puede presentarle retrasos importantes en el desarrollo, bajas defensas, bajas reservas de micronutrientes y desarrollar enfermedades del corazón.
“Las niñas adolescentes y las mujeres, en edad reproductiva necesitan consumir alimentos ricos en hierro. Esto se debe a las pérdidas del nutriente durante la menstruación. Además, tomar una suficiente cantidad de líquidos. El déficit de hierro hace que sean más propensas a afecciones como la anemia y durante el embarazo, podría desembocar en daño mental y físico en el niño”, explica Paola Soto.
La nutricionista recalca que durante el ciclo menstrual, las mujeres pueden sufrir alteraciones hormonales y molestias en el cuerpo. Para reducir la retención de líquidos y la hinchazón, lo ideal es tomar una cantidad suficiente de agua, evitar los alimentos muy salados y el exceso de dulces o alimentos altos en azúcar. Además,se debe moderar el consumo de sodio presente en la sal de mesa, productos empacados, sopas deshidratadas, condimentos artificiales y comidas rápidas.

Durante el embarazo “En este momento, las necesidades nutricionales de la mujer son mayores que en otras etapas de su vida. La dieta debe suministrarle todos los elementos necesarios para que al crecer el óvulo se convierta en un feto viable y en un bebé a término”, destaca Soto, quien explica que el estado nutricional de la mujer, antes, durante y después del embarazo, contribuye a su propio bienestar general y al de sus hijos.
ü  Acido fólico: Es necesario para que el feto se desarrolle adecuadamente. Se ha demostrado que la deficiencia es responsable de la aparición de malformaciones fetales en el tubo neural (espina bífida) y enfermedades del cerebro y del sistema nervioso. Favorece la formación de glóbulos rojos.
ü  Hierro: La anemia por deficiencia de hierro es el trastorno nutricional más frecuente y la causa más común de anemia en el mundo actual. Se considera que la mujer en edad fértil presenta un mayor riesgo de padecer esta carencia.
ü  Omega 3: Se ha comprobado que el Omega 3 juega un papel fundamental en el proceso de desarrollo neurológico y en el crecimiento del feto durante el embarazo.
Las mujeres deben alimentarse bien entre los embarazos y dejar pasar un período de dos años antes de un nuevo embarazo, para que su cuerpo recupere las reservas de nutrientes y grasas, para estar fuerte nuevamente”, indica la FAO.
Lactancia Las reservas nutricionales de una madre lactante pueden verse disminuidas como resultado del embarazo y la pérdida de sangre durante el parto. La lactancia aumenta las necesidades de nutrientes, sobre todo debido a la pérdida de nutrientes, primero por el calostro y luego a través de la leche materna.
“Durante la lactancia, las mujeres necesitan aproximadamente 450 kcal/día extra y mayor cantidad de proteínas, calcio, zinc, vitamina A, vitamina C y folato”, destaca la FAO.
Menopausia “Se caracteriza por el cese de la función reproductiva y el descenso de los niveles de estrógenos en el cuerpo. A nivel metabólico puede aparecer hipotiroidismo, hipercolesterolemia, intolerancia a los hidratos de carbono y diabetes del adulto”, explica la nutricionista, quien agrega que la alimentación debe ser de menor aporte calórico, con refuerzo en el contenido de calcio y se debe asociar siempre la actividad física aeróbica al menos tres veces por semana.
Soto recalca que la menopausia es la causa principal de osteoporosis en las mujeres, debido a la disminución de los niveles de estrógeno y otras carencias hormonales. Durante esta etapa, es fundamental ingerir una cantidad suficiente de calcio y vitamina D, además de practicar ejercicio regularmente y evitar el tabaquismo,  ya que todos estos factores inciden en la pérdida de masa ósea.
“Aunque las mujeres tienen mayor esperanza de vida que los hombres en la mayoría de los países, hay una serie de factores sanitarios y sociales que se combinan para hacer que la calidad de vida de las mujeres sea inferior. Las desigualdades en el acceso a la información, la atención y las prácticas sanitarias básicas aumentan aún más los riesgos para la salud de las mujeres”, finaliza Soto.

[1]La alimentación y el cuidado de las mujeres, FAO.



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