Dentro de los ácidos grasos esenciales
encontramos los omega-3 y omega-6. Los cuales el
organismo requiere para su normal funcionamiento, y este no los puede
producir, sólo se pueden adquirir a través de la alimentación. Los ácidos grasos omega-3 se encuentran en el lino, las semillas de calabaza, las nueces y, sobre todo en el pescado de agua fría como la sardina, el arenque, el salmón y el atún.
Los ácidos grasos omega-6 se encuentran en los aceites de semillas de plantas, como la onagra, el girasol y el maíz. Sin embargo, no siempre es posible incorporarlos a través de la dieta, por lo que es aconsejable un suplemento dietético.
Los ácidos grasos omega-6 se encuentran en los aceites de semillas de plantas, como la onagra, el girasol y el maíz. Sin embargo, no siempre es posible incorporarlos a través de la dieta, por lo que es aconsejable un suplemento dietético.
Actividad antiinflamatoria
Diversos estudios científicos
determinan que algunas enfermedades inflamatorias crónicas, como la enfermedad de
Crohn, la colitis ulcerosa, la artritis reumatoide, la osteoartritis y el asma,
pueden ser tratadas con ácidos grasos omega-3 para
reducir su sintomatología.
La piel: La piel necesita ácidos
grasos esenciales, sobre todo cuando se expone a situaciones de estrés, como
quemaduras solares, pérdida de elasticidad o sequedad.
Mucosas: El aporte de ácidos grasos es imprescindible para el mantenimiento
de la estructura y la función de las mucosas.
Influencia en el desarrollo infantil
Investigadores del Departamento de
Medicina de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) realizaron un estudio
con 48 niños hiperactivos y 49 niños control, en igualdad de edad y sexo. Los
análisis de sangre mostraron que los niños hiperactivos tenían valores
inferiores de ácidos grasos esenciales
en sangre.
• Los niños hiperactivos se resfriaban
y tosían con mayor frecuencia (el 44% frente al 8% en niños normales).
• El 52% de los niños hiperactivos
tenía un grado anormal de sed, frente a sólo el 6% de los niños control.
• Los niños hiperactivos tenían más
dificultades para hablar y aprender el idioma (el 32% frente al 6%) y dificultades
de aprendizaje (el 67% frente al 6%).
Efectos en la mujer
Ciclo menstrual: El ácido graso omega-6 aumenta los valores de prostaglandinas, cuya función es disminuir la inflamación y las contracciones uterinas propias del síndrome premenstrual. De esta manera, se reduce el dolor.
Ciclo menstrual: El ácido graso omega-6 aumenta los valores de prostaglandinas, cuya función es disminuir la inflamación y las contracciones uterinas propias del síndrome premenstrual. De esta manera, se reduce el dolor.
Embarazo y
lactancia materna: Los ácidos grasos desempeñan un papel importante
en el desarrollo del sistema nervioso central. Además tienen
vital importancia durante el embarazo, pues reducen el riesgo de nacimientos prematuros,
ayudan a relajar la musculatura uterina en el momento del parto y disminuyen el
riesgo de que la madre desarrolle hipertensión asociada con el embarazo.
Asimismo, se ha comprobado que una deficiencia de omega-3 contribuye a la aparición de la
depresión posparto.
Riesgo cardiovascular
Los ácidos grasos omega-3 han demostrado
ser altamente eficaces en la prevención de los problemas cardiovasculares, investigaciones que demuestran que su consumo
regular disminuye los valores de triglicéridos y colesterol, así como la
presión arterial, la trombosis y la placa de ateroma, y reducen el riesgo de
arritmia y muerte súbita.
De todo lo expuesto anteriormente se deduce la importancia de un suplemento con ácidos grasos, ya que su ingesta a través de la alimentación actual es insuficiente.
Referencias:
Referencias:
Aires David; Capdevila Nuria, y Segundo
María José (2005). Ácidos grasos esenciales. Ámbito Farmacéutico, 96-102.
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