La sociedad actual es consciente del
gran impacto que surte el sueño sobre la vida de las personas. Los efectos
del sueño no se limitan al propio organismo -necesidad de restauración
neurológica- , sino que afectan el desarrollo y funcionamiento normal de un
individuo en la sociedad (rendimiento laboral o escolar, relaciones
interpersonales, seguridad vial, etc.).
De este modo, la calidad del sueño constituye un aspecto
clÃnico de enorme relevancia. Asà lo demuestran las estadÃsticas al respecto:
30-40% de la población padece de insomnio, 1-10% sufre apneas de sueño y
60% de los trabajadores por turnos informa de alteraciones del ritmo circadiano.
Inicio del sueño
Hay una serie de conductas que
facilitan la aparición del sueño, y otras que lo evitan. La búsqueda de un
lugar tranquilo, protegido, con baja estimulación lumÃnica y sonora es una
conducta habitual en muchas especies animales, incluida la humana. Por el
contrario, el estrés, el miedo,
un lugar de descanso extraño, el dolor, la actividad fÃsica desmesurada o la
toma de sustancias estimulantes pueden retrasarlo.
El mejor indicador del momento de
iniciar el sueño es la sensación subjetiva de somnolencia, que usualmente se
acompaña de signos externos visibles, como la disminución de motilidad (en
adultos; en niños puede ser la presencia de hiperactividad), la disminución de
parpadeo espontáneo, el bostezo –no siempre indicador de somnolencia–, la
regularidad en la respiración, la dificultad para mantener los ojos abiertos,
el aumento de la temperatura en las manos y los pies y la disminución de
reactividad a estÃmulos externos. Si al poco de haberse dormido se despierta a
la persona, la sensación subjetiva de haber dormido no está presente de forma
constante hasta que al menos se ha dormido 8-10 min. PerÃodos más cortos de sueño
no siempre son percibidos como sueño por el sujeto.
Sueño establecido
La conducta de una persona adulta
dormida se caracteriza, la mayor parte del tiempo, por respiración regular e
inactividad motora sólo interrumpida por cambios en la postura, aproximadamente
cada 20 min, que presumiblemente protegen al organismo de los efectos lesivos
del decúbito prolongado sin alterar la continuidad del sueño más que
brevemente.
Estos cambios posturales son mucho
más difÃciles de realizar en pacientes con enfermedades que limiten la movilidad
(p. ej., enfermedad de Parkinson avanzada, artritis, etc.), y ello contribuye a
romper la continuidad del sueño.
La presencia de algunos despertares
durante el sueño es un fenómeno normal y variable en número según la edad de la
persona (mÃnimos en la infancia, ocasionales en el adulto joven, más frecuentes
en el anciano) y circunstancias diversas.
Sueños
Del contenido mental durante el
sueño la mayorÃa de las personas no recuerda mucho. El contenido de los sueños
que se recuerdan espontáneamente suele ser particularmente abigarrado, ilógico
pero al mismo tiempo vÃvido y bastante emotivo, lo que no implica que todos los
sueños sean iguales.
Despertar
En general, en un adulto el episodio
principal de sueño finaliza espontáneamente tras unas 7-8 h. En algunas personas
la transición del sueño a la vigilia sólo se produce pasando por un perÃodo de
lentitud psicomotora y de «inercia de sueño» que tarda un cierto tiempo en
desaparecer. Se desconocen las bases biológicas de la sensación de descanso y alerta
que ocurre tras haber dormido bien.
Importancia clÃnica
del sueño y sus trastornos
Hay una serie de entidades cuyo
sÃntoma principal es la alteración del sueño. El insomnio y las apneas de sueño son algunos
de los trastornos de sueño más frecuentes y cada vez más conocidos tanto por
médicos como por la población general, mientras que la narcolepsia y algunas
parasomnias (trastornos de conducta durante el sueño) todavÃa son relativamente
ignoradas.
Las consecuencias cardiovasculares de
las apneas de sueño y los accidentes laborales o de tráfico en pacientes con
hipersomnia son algunos de los aspectos con más repercusión social de estas
enfermedades. Además, el sueño puede producir también cambios relevantes en los
sÃntomas de la enfermedad «diurna», o viceversa, la enfermedad de base o su
tratamiento pueden impedir la aparición de un sueño reparador y ocasionar más malestar
y sufrimiento al paciente. Todas estas situaciones pueden tener relevancia
clÃnica.
Los trastornos del sueño constituyen uno de los problemas de
salud más relevantes en las sociedades occidentales. La importancia de una
buena calidad de sueño no solamente es fundamental como factor determinante de
la salud, sino como elemento propiciador de una buena calidad de vida. La
calidad del sueño no se refiere únicamente al hecho de dormir bien durante la noche, sino que
también incluye un buen funcionamiento diurno (un adecuado nivel de atención
para realizar diferentes tareas).
Referencias:
Calidad del
Sueño en Estudiantes Universitarios: Importancia de la Higiene del Sueño. Juan
Carlos Sierra, Carmen Jiménez-Navarro, Juan Domingo MartÃn-Ortiz. Salud Mental,
Vol. 25, No. 6, Diciembre 2002.
Mecanismos
y función del sueño: su importancia clÃnica. Joan SantamarÃa. Med Clin (Barcelona)
2003; 120(19):750-5.
Que medicina pueden recomendar yo tengo proulemas para dormir duermo sueño tanto amanesco debil no descanso al dormir me pueden ayudar gracias llevo 2 años asi
ResponderEliminar